Para quienes
no lo sepan, una fuente tipográfica está formada por glifos, letras, numerales,
signos de puntuación y ornamentos, y en este post os hablaré un poco sobre cada uno
de ellos.
Un glifo es
una representación gráfica de un carácter, de varios caracteres o de parte de
un carácter. Un carácter es una unidad textual mientras que un glifo es una
unidad gráfica, es decir, es la parte que puede aparecer impresa a partir de la
descripción de su forma, por lo tanto, los espacios no son glifos.
Un glifo puede
corresponderse con un solo carácter, o estar formado a partir de él, por
ejemplo, si una fuente tipográfica no contiene è, podemos formarlo
superponiendo el glifo ` al glifo e.
Viene a ser la
parte que sobresale con la forma de la letra y que queda impresa de un tipo
móvil (“ojo” en la imagen).
Una misma
fuente, especialmente si es decorativa, puede contener varios glifos para un
carácter.
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Para mi
sorpresa, y seguro que para la de muchos, la negrita debe tener un uso
exclusivo para titulares, y no para resaltar conceptos. ¿Qué hacer en estos
casos? Utilizar versalitas.
Las versalitas
nos proporcionan esa posibilidad de destacar un contenido de una manera más
elegante, sin que la mancha de tinta de la negrita rompa la homogeneidad del
texto.
Las versalitas
no son ni mayúsculas ni minúsculas, son algo intermedio: son caracteres en
mayúscula, pero con la altura de las minúsculas (altura de x).
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Una buena
fuente tipográfica incorpora sus propias versalitas, pero en el caso de no ser
así, los programas informáticos se encargan de crearlas.
Estos, al
igual que hacen con la cursiva, que la crean de manera artificial inclinando
las letras normales, crean versalitas falsas. La diferencia entre estas
versalitas, y las versalitas de verdad, es que el grosor del trazo disminuye en
la falsa, mientras que en las reales mantiene el grosor de las letras normales.
Dentro de
estilo de fuentes encontramos:
Y todo esto
nos remonta al paradigma de la Univers, que como dije en un post anterior,
supuso una propuesta diferente de clasificación de nomenclaturas de fuentes: un
sistema de numeración con dos ejes.
Como dije
anteriormente, una buena fuente tipográfica incorpora su propia cursiva, sino,
los programas informáticos se encargan de crearlas inclinando las letras
normales. El problema es que la cursiva real y la falsa no son iguales. Por
ejemplo, la “a” es muy diferente, ya que la “a” cursiva real es completamente
distinta a la “a” normal, y en la cursiva falsa, se limita a estar inclinada.
Otro de los rasgos distintivos entre real y falsa, son los remates, que no son
exactamente iguales.
En cuanto a
los numerales, existen numerales de caja alta y de caja baja, correspondiéndose
los de caja alta con los números con la altura de las letras mayúsculas, y los
de caja baja con la de las minúsculas (o altura de x). Estos últimos sobre todo
están muy en desuso.
Los numerales
de caja baja tienen ascendentes y descendentes, al igual que ocurre con las
letras. El 3 por ejemplo tiene un trazo descendente mientras que el 6 y el 8
tienen una ascendente hasta la línea de la altura de las mayúsculas.
Para mi gusto,
creo que es poco aconsejable utilizar los de clave baja para realizar
operaciones (es un caos con tanto número arriba y abajo). No es fácil de
encontrar fuentes tipografías con números en caja baja.
También están
los signos de puntuación. Existen muchos, algunos que apenas utilizamos y otros
que seguro que utilizamos mal, y de los que hablaremos en futuros post del tema
de ortotipografía.
Y por último
tenemos el caso Zapf, que creó el concepto de una fuente entera solamente de
ornamentos: los dingbats.
Bibliografía:
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