Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando
nos planteamos un proyecto tipográfico es definir las características de la
familia tipográfica que pretendemos crear.
¿Cuáles son estas características? El peso, el eje o
modulación, el ancho de X, la altura de X, el contraste entre trazos y los
remates.
En segundo lugar, tenemos que tener en cuenta son las
correcciones ópticas.
Primero, la coherencia formal, es decir, la
reiteración de los elementos formales, por ejemplo los remates.
Más allá de esto, existen algunas correcciones
concretas. Por ejemplo, si colocáramos el trazo que divide la “E” en dos partes
iguales, daría la sensación de que el trazo superior es mayor que el inferior.
Sin embargo, teniendo en cuenta la idea de la percepción
visual, situamos la barra horizontal de la E un poco más arriba de la mitad para
que parezca más equitativo el espacio superior e inferior.
http://www.oert.org/percepcion-visual-y-ritmo/ |
Otras correcciones ópticas son, la diferencia entre
los grosores de los trazos horizontales y verticales. El grosor de los trazos
horizontales suele ser más fino que el de los verticales. Otro ejemplo es que
la “O” no es un círculo perfecto, tiene más altura que ancho.
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Sin embargo, estas correcciones no están presentes
en todas las tipografías.
Y por último, también en cuanto a fundamentos del
diseño tipográfico, tenemos el espaciado; El espaciado de la prosa o kerning,
pero también el de los numerales, el de los espacios verticales (interlineado),
y por último el acoplamiento, es decir, superponer los espacios entre las
letras, de manera que el espacio que quede entre ellas sea más uniforme. Esto
se debe a la necesidad de rectificar aquello que visualmente queda raro.
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