miércoles, 10 de febrero de 2016

Maquetar una receta de cocina: Marquise de chocolate



9.2. Maquetación

Antes de que apareciera la página como tal, existía ya el concepto de composición, pero en otros soportes (por ejemplo, la escritura incisiva o los jeroglíficos de Egipto).

La página aparece junto al concepto de libro, compuesto por varias páginas. Como ya sabemos, los primeros libros estaban hechos a mano, y es entonces cuando aparece el concepto de composición de página como tal. Se empezaron a respetar los márgenes y a usar capitulares, que son recursos muy antiguos. La Biblia de Gutemberg fue el primer libro que utilizó columnas en su composición.

La evolución de la página estuvo muy condicionada por factores como el coste, y fue por esto por lo que aprovechaban al máximo el espacio de las mismas.


A medida que la tecnología avanzaba, comenzaron a incluirse fotografías, algo que al principio fue imposible. Y lo mismo ocurrió con las revistas desde finales del siglo XIX.


La revista también evolucionaba a nivel de composición.
Al principio utilizaban composiciones muy pictóricas, el texto se encontraba totalmente separado de la imagen, y conforme fue evolucionando el mundo de la composición de páginas de revistas, la integración de texto e imágenes fue total.

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Y lógicamente, los formatos digitales también se maquetan, por ejemplo los periódicos digitales.

Para conseguir una buena composición de página, tenemos que tener en cuenta elementos como la proporcionalidad.
Cuando hablábamos de textura tipográfica, hablábamos de la mancha que debía crear el texto en la composición de la página, y eso se llama caja tipográfica, que a su vez tiene que tener una proporcionalidad respecto a la página en la que se encuentra. Esta proporcionalidad no es algo obligatorio, pero es interesante saber que desde la época medieval seguían criterios de composición de página que delimitaban como debían ser las cajas tipográficas en función de la forma que tuviera la página.
En primer lugar, la altura de la caja tipográfica debe ser la misma que la anchura de la página en la que se encuentra.

¿Dónde deberíamos situar la caja tipográfica respecto a la página?

Haciendo una diagonal desde la esquina inferior de la página izquierda hasta la esquina superior de la página contraria. Esta diagonal nos proporciona la recta dentro de la cual debemos colocar uno de los vértices de la caja.
Si está bien hecho, en la diagonal de la esquina superior izquierda de la página derecha, a la esquina inferior derecha, encontraríamos otro de los vértices de la caja.


La página situada a la derecha es la impar, y es la más importante de las dos, mientras que la que está en la izquierda, es la par. Esto es una jerarquía de contenidos, por lo que, por ejemplo, los capítulos siempre empiezan en páginas impares, aproximadamente en la parte central de la página.

Otra cosa que tenemos que tener en cuenta a la hora de componer una página son los márgenes; El margen interior, es decir, el que está pegado al lomo del libro, es más pequeño que el exterior, concretamente mide la mitad, y lo mismo ocurre con el margen superior, que es la mitad del inferior.


En cuanto a la jerarquía visual, esto es algo que utilizamos de sobra, y de gran importancia en la composición de la página. Debemos establecer una jerarquía de elementos que son más importantes sobre otros que son más secundarios.

¿Qué recursos tenemos para destacar los más importantes?
El tamaño de la tipografía, el tipo, el uso de la negrita, de la cursiva, de colores…

Es importante no abusar de estos recursos.

En cuanto a formatos, tenemos la subdivisión del A0, y existe además la subdivisión del B0 y del C0.
Los formatos que más se usan son las subdivisiones del A0, especialmente el A4, más relacionados con el mundo de la autoedición. El formato B0, en cambio, está pensado sobre todo para el mundo editorial. De hecho, uno de los formatos estrella de libro es el B5.

En cuanto a columnas, la distribución del texto en columnas, como he mencionado antes, surgió con la Biblia de Gutemberg, y se utilizan generalmente en páginas con un cierto tamaño, ya que, al cambiar de línea al leer, si la página es muy grande y en ella ponemos líneas demasiado largas, costaría trabajo encontrar la línea siguiente.

Las columnas a su vez están muy relacionadas con las retículas.
¿Qué diferencia hay entre ambas? Una retícula es un sistema de distribución no solamente de elementos verticales, sino también de elementos horizontales. Cada rectángulo formado por la retícula se llama módulo. La retícula es uno de los elementos más representativos del estilo suizo, y se utiliza para combinar elementos entre sí.


9.1. El texto

Cuando hablamos de texto, lo primero que tenemos que tener en cuenta es la importancia de la elección tipográfica, algo de lo que ya habíamos hablado anteriormente.

Las tipografías tienen determinadas connotaciones dependiendo de su forma, ya sea por su carácter histórico, su aspecto formal o por otro motivo, y esto nos hace elegir una tipografía u otra dependiendo del texto que sea.

“Un buen tipógrafo debe saber qué tipografía conviene más al mensaje con el que se está trabajando.” Jhon Kane.

La elección tipográfica le corresponde al diseñador, y es una elección muy importante. A veces crucial.
A la hora de elegir una tipografía, podemos clasificarlas en tipografías creativas y de edición; Para un cuerpo de texto, buscaremos una tipografía de edición, que favorezca la legibilidad, con una completa (que tenga cursiva, versalitas, distinto grosor, etc.), mientras que para un titular buscaremos una tipografía creativa, siempre y cuando sea acorde al documento que estemos tratando.
Por esto, muchas veces encontramos autores que hablan de parejas de tipografías, ya que lo ideal es emplear dos fuentes en un proyecto; una de ellas que se encargue del cuerpo de texto, y otra un poco más llamativa para titulares.

La elección tipográfica depende también del contenido del proyecto, del público al que esté dirigido (depende de la edad del mismo, de su formalidad, etc.), y del estilo que nos puede proporcionar el cliente.
Depende también del soporte final. No es lo mismo diseñar para pantalla que para un soporte físico. Tenemos que tener en cuenta también que hay tipografías pensadas específicamente para pantallas, y otras que han sido adaptadas. La naturaleza del soporte, e incluso el método de impresión también son relevantes en la elección.


Al igual que la jerarquía de tamaños y colores.

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Lo siguiente que debemos tener en cuenta es el espaciado del texto.

El kerning está relacionado con el término acoplamiento, es decir, superponer los espacios entre las letras, de manera que el espacio que quede entre ellas sea más uniforme. Esto se debe a la necesidad de rectificar aquello que visualmente queda raro. Es un factor que afecta a pares de letras, es la distancia entre una letra y la de al lado.

Tenemos tres tipos de kerning:
      -          El métrico, que es el que tiene ya predefinido la fuente tipográfica.
      -          El óptico, que es el que los programas avanzados de maquetación, por ejemplo InDesign, calcula. Esto lo hace dependiendo de la forma de cada letra, calculando la distancia que considera mejor, y se utiliza cuando la fuente usada no un kerning correcto, o directamente no lo tiene.
      -          El manual, que es el que se hace a ojo, y se emplea en textos muy cortos, como en titulares.

Por lo general, se mantiene el kerning métrico.

El tracking o prosa es un concepto que afecta a todas las letras. Es la distancia que se aplica por igual en la separación de las letras. Se utiliza en muy contadas ocasiones, y nunca para cuerpo de texto.


Combinaciones de traking y kerning:


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Y por último, el interlineado, el espacio que hay entre las líneas.

Mientras que programas de maquetación básicos, tipo Word, nos ofrecen pocas posibilidades de interlineado, en programas más avanzados podemos trabajar con pares de cifras (x/x), siendo el primero de ellos el tamaño de la fuente, y el segundo el tamaño del interlineado.
Algunos de los tipos de interlineado son: Automático, es decir, el preestablecido, que suele ser 18/21; Negativo, cuando el interlineado que se aplica es menor al de la fuente; Sólido, cuando es el mismo de la fuente; Y abierto, cuando es más grande.

Cuando tenemos un bloque de texto, tenemos que tener presente que a una cierta distancia, las líneas no deben destacar, sino que debemos ver una mancha gris medio. Si las ponemos demasiado separadas, corremos el riesgo de que se visualicen de lejos.

Pasamos ahora al estilo de párrafo.
En primer lugar, encontramos las alineaciones. Los procesadores de texto tipo Word nos ofrecen estos cuatro tipos de alineación: Alineado a la izquierda, también llamado bandera a la derecha, alineado a la derecha o bandera a la izquierda, centrado, y justificado.

La alineación centrada podemos utilizarla para títulos, para letras de canciones, poemas, algunos índices, etc. Para bloques de texto muy largos no es recomendable. Además, si usamos este tipo de alineación, lo ideal es que las líneas formen una composición simétrica.

La alineación a la izquierda es la más convencional, la más usada junto al justificado.
Actualmente, en el mundo del diseño editorial, los diseñadores prefieren no cortar palabras y optan por hacer un cambio de línea, arriesgándose a que la bandera a la derecha sea más irregular.

La alineación a la derecha la encontramos en situaciones de composición, y muy poco en bloques de texto corrido.

Y por último tenemos el justificado, que es el que más nos interesa, porque se utiliza mucho.


¿Qué recursos tenemos para justificar?


En primer lugar, los espacios entre palabras. El espacio entre letras no varía, respetando el kerning, lo que se hace es estirar los espacios que había entre palabras.

El problema de esto, es que se creen calles.

Las calles afean muchísimo la composición del texto, y además contradicen la lógica del vector de lectura de la página, por lo que hay que evitarlas.

Otro recurso es partir palabras, aunque poco recomendable.

Y, separar las letras o darle tracking al texto sería el último recurso. No es conveniente, ya que alteramos el espaciado de la tipografía, y por eso es el último recurso, pero podemos usarlo en situaciones concretas.

Dentro del estilo de párrafo, también tenemos la textura tipográfica o color tipográfico, que se refiere a la mancha de gris medio que mencioné antes.

“Si la justificación está bien realizada, si se ha mantenido un espacio correcto entre letras y entre palabras, se habrá conseguido un aspecto que incide de manera fundamental en la obtención de un buen color tipográfico.”
El texto ideal tiene un valor medio de gris, y no debe percibirse como una serio de franjas” Jhon Kane 

Pasamos ahora a las formas tipográficas, dentro de las cuales encontramos en primer lugar las capitulares.

“Se denominan capitulares a las letras mayúsculas de mayor tamaño que se colocan al inicio de los párrafos.” Existen hasta tres tipos de capitulares:

La capitular arrancada es la que ocupa todas las líneas que le corresponden a la letra, y debe estar alineada en la parte superior con la primera línea del texto, y en la inferior con la última línea que ocupa.

http://www.creativosonline.org/blog/las-capitulares-y-sus-tipos.html

La capitular alta es aquella que crece sobre la primera línea de texto, la que está alineada en su parte inferior con la primera línea del texto.

http://www.creativosonline.org/blog/las-capitulares-y-sus-tipos.html

Y la capitular recorrida es aquella en la las líneas del texto se adaptan a su forma.

http://www.creativosonline.org/blog/las-capitulares-y-sus-tipos.html

La que más se utiliza es la arrancada o de caja baja, y es aconsejable que su altura ocupe  tres líneas.

Después, encontramos la sangría de párrafo. La sangría es el espacio que se crea cuando alteramos el punto en el que comienza un párrafo respecto a la línea de alineación que tenemos determinada. Tenemos también distintos tipos de sangría:


Generalmente, la sangría se utiliza para diferenciar párrafos, y es importante no duplicar los recursos que tenemos para diferenciar los distintos párrafos.
Cuando tenemos un texto corrido, y cambiamos de párrafo, podemos, o incluir una sangría, en cuyo caso no modificaríamos el interlineado de las distintas líneas, o bien podríamos aumentar el espacio entre la última línea de un párrafo y la primera del siguiente, y no incluiríamos sangría.
Siempre hay que utilizar uno de estos recursos, pero nunca ambos.

Las sangrías también podemos utilizarlas para destacar párrafos de citas literales.

Un error común en lo que respecta a la sangría, es incluirla en el primer párrafo del texto. 

En cuanto a la tabulación, esta se utiliza para tablas de contenidos, cuando necesitamos diferentes líneas de alineación verticales

Otro apartado dentro de las formas tipográficas es texto-imagen, es decir, la integración de texto e imágenes.
¿Qué posibilidades hay?

La más elemental de todas, la arracada, que suelen ser formas geométricas, más regulares.

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Mientras que la recorrida es una forma más irregular. Es un recurso más informal, más de revista que de libro.

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Otra de las formas tipográficas son las huérfanas y las viudas.

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Una viuda es una línea suelta, bien de la página anterior, o bien de la columna anterior, y una huérfana, también es una línea suelta, pero a diferencia de la anterior, es la primera de un párrafo la que se encuentra sola.

Es recomendable evitar tanto una como otra. Esto podemos conseguirlo bajando una línea en la caja de texto, consiguiendo tener dos, y no una sola, en el caso de encontrarnos con una huérfana. Si lo que tenemos es una viuda, subiríamos una línea, y esta desaparecería.
Es importante que, tanto si quitamos como si ponemos una línea en una página por este motivo, debemos hacer lo mismo en la página adyacente.

Para acabar este post, nombraré algunos de los programas de maquetación más importantes en la actualidad.

El más utilizado de ellos es el InDesign, pero también tenemos otras opciones, como el Quarkxpress, que fue el más importante hasta hace poco, y que se sigue actualizando actualmente, el AdobePageMaker, que es más antiguo y no está actualizado (su última actualización fue en 2001), y como software libre tenemos Scribus, que no tiene tantas herramientas como los anteriores, ni su interfaz está tan cuidada, pero es gratuito.


Bibliografía:

8.3. Normas ortotipográficas

Comenzaremos este post hablando de tipografías distintivas.


En primer lugar tenemos el concepto de puntuación colgante (hanging puntuation en inglés).


Cuando tenemos un párrafo entrecomillado, en lugar de incorporar un espacio antiestético al comienzo, sacamos las comillas fuera del margen de alineación, como aparece en la imagen. Esto hace que sea un bloque de texto mucho más compacto.
A parte de la estética del bloque, favorece la lectura del mismo.


Lo siguiente de lo que hablaremos será de la cursiva real, y la falsa, generada por un programa de edición. Esto ya lo comentamos en posts anteriores.


La real se caracteriza sobre todo por la “a”, que es completamente distinta a la “a” de la cursiva falsa. Además, los remates de ambas son diferentes, y la “i” también. En resumen, la cursiva real está más cercana a la escritura a mano, mientras que la falsa es simplemente la inclinación de la fuente en cuestión.

Otra cosa muy importante es tener en cuenta que no leemos letra por letra, leemos por visión de conjunto, la palabra en sí.


Las versalitas, que cada vez están más en desuso, son el punto intermedio entre mayúsculas y minúsculas, ya que son mayúsculas con la altura de las minúsculas. Al igual que con las cursivas, también existen versalitas falsas, que se diferencian de las reales por su distinto grosor.

http://yacris09.blogspot.com.es/2013/03/versalitas.html

La negrita y la cursiva suelen utilizarse para resaltar conceptos. Es recomendable, por tanto, emplear alguno de estos dos recursos con esa finalidad, en lugar de cambiar el tamaño de la fuente.
La negrita es más agresiva que la cursiva, destaca mucho más, por lo que es menos recomendable usarla en esos casos.
Donde sí es muy aconsejable usarla es en textos de entrevistas, para diferenciar claramente las preguntas de las respuestas.

Lo siguiente de lo que hablaremos será de los tipos de mayúsculas, que son de posición o de naturaleza.

Las de posición son lógicamente las que aparecen al principio de un párrafo, y las de naturaleza, las que usamos para los nombres propios, nombres de organismos, etc.

Algunos de los errores más frecuentes respecto a este tema es usar mayúsculas en los días de la semana, o en los meses, los títulos siempre van en mayúsculas, y el don y doña no, lo que iría en mayúscula sería el nombre propio al que acompaña.

Un uso correcto de las versalitas sería escribir un nombre propio con la primera letra en mayúscula, y el resto de letras con versalitas. También sería correcto al escribir los siglos.


Si tenemos que poner entre paréntesis algo que ya está entre paréntesis, ¿qué debemos hacer?
Generalmente se utilizan paréntesis, y en su interior, corchetes. Sin embargo, en operaciones matemáticas es correcto justo lo contrario.

Pasamos a puntuación y comillas.

No sé vosotros, pero yo más de una vez me he preguntado si el punto final de una frase entrecomillada va dentro o fuera de las comillas. Pues esto depende de cada caso.

“José Martínez de Sousa, una eminencia en el campo de la ortotipografía, dice que “si el texto entrecomillado comienza a principio de párrafo o después de punto o signo que haga sus veces, el punto ha de colocarse dentro de las comillas, es decir, cuando las comillas abren y cierran el texto”. Aquí un ejemplo:

No te des tanta prisa. “No por mucho madrugar amanece más temprano.” Ya lo dice el refrán.

Por el contrario, si el texto entrecomillado NO comienza después de punto ni de otro signo que cumpla sus funciones, “el punto ha de colocarse después de las comillas de cierre”. Otro ejemplo:


No te des tanta prisa, que “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Ya lo dice el refrán.”


El siguiente apartado del que hablaremos será de las cifras.

Cuando escribimos los tantos por ciento, estos se ponen con coma, y no con punto (por ejemplo, 9,5% y no 9.5%). Lo mismo ocurre con los grados y con las notas.
Por otro lado, debido a la influencia anglosajona, es común escribir “los años '70”. Sin embargo, lo correcto es “los años 70”.
Otro error es poner, por ejemplo “4ª edición”. En este caso, lo correcto sería “4.ª edición”, aunque no lo creáis.
Cuando escribimos cifras grandes, es recomendable poner el punto para separar la unidad de millas de la unidad de centenas, como dije anteriormente. En estos casos, no se pone espacio.

En el caso de las fechas, estas cifras no llevan punto. Además, también sería incorrecto mezclar texto y números cuando escribimos fechas.

8.2. Uso correcto de los signos

Existen hasta ocho categorías, solamente de signos: Signos de entonación, comillas, apóstrofos y primas, signos horizontales, signos verticales, signos contenedores, puntos y blancos tipográficos.


Comenzaremos hablando, por ejemplo de las comillas.



Las primeras que encontramos son las latinas o francesas, y como latinas que son, son las que deberíamos usar habitualmente. Sin embargo, las que utilizamos con más frecuencia son las inglesas. Es más, las latinas ni siquiera las tenemos en el teclado, por lo que es necesario buscar entre los signos de la fuente si queremos incluirlas en un texto.

Las comillas inglesas no son las simples dos veces.

Entre sus usos podemos destacar: Se entrecomillan las frases textuales, los coloquialismos o títulos (que también pueden ir en cursiva, pero lo más correcto es usar comillas).
Las comillas simples se utilizan cuando en una frase entrecomillada, vuelven a aparecer comillas en su interior.


A continuación, tenemos los signos de entonación. 


Tanto los signos de interrogación como los de exclamación se abren y cierran. Es debido a la influencia del inglés por lo que esto no lo tenemos claro, y en ocasiones solo pongamos el signo final.
Probablemente, en un futuro, esto se dé por correcto, pero de momento debemos tener en cuenta que la única forma correcta es abriendo y cerrando los signos.

La frase que vaya entre signos de entonación, no lleva punto.

En el caso de que aparezca más de un signo de entonación, debemos poner los mismos al comienzo y al final de la frase.


El siguiente apartado son los apóstrofos y primas. Y de ellos podemos decir que el apóstrofo es curvo, la prima y la doble prima son inclinadas, y las comillas mecanográficas son rectas.



Pasamos a los signos horizontales.


Tenemos cinco tipos de signos horizontales: guión, menos, guión medio, guión bajo y raya.

Todos ellos tienen formas diferentes entre sí, y por tanto, se usan para cosas diferentes.

El guión, que es el más corto de todos ellos, exactamente un cuarto del cuadratín, se usa para separar las fechas, en cuyo caso no hay espacio entre él y los números, para separar conceptos, donde sí lleva espacio, etc.

El menos, que mide aproximadamente medio cuadratín, el guión medio o en dash, que mide exactamente medio cuadratín.
El guión bajo, que es el más perculiar, ya que está alineado a la línea de base del texto, tiene un uso prácticamente informático.
Y por último tenemos la raya, que mide lo mismo que el cuadratín. Esta suele ser más delgada que las anteriores, y se usa en diálogos mayormente.

Por tanto, los que más solemos utilizar son los guiones y las rayas, ¿o no?



Dentro de los signos verticales tenemos la barra vertical, o pleca, la barra inclinada y la contrabarra.

La barra vertical, similar a una “l” de una fuente sin remates, se usa para separar conceptos.
La barra inclinada, para separar conceptos combinados.

Y la contrabarra, mayormente utilizada en entornos informáticos. En el lenguaje escrito no suele utilizarse.



Tenemos también los signos contenedores, que son los paréntesis, los corchetes y las llaves.


Los paréntesis, usados cuando se añade información relacionada con el texto.
Los corchetes, para una información extratextual. Se utilizan menos que los anteriores, y en la mayoría de los casos, pueden sustituirse por paréntesis. En los casos en los que esto no es posible es cuando se omite una parte del texto, añadiendo [...].
Y las llaves, se utilizan como elemento gráfico en esquemas, en operaciones matemáticas y para códigos informáticos.


Los puntos.

Tenemos en primer lugar el punto normal, utilizado, como ya sabemos, para el final de una oración o frase o para cifras, separando la unidad de las millas de las de centenas.
Cuando hablamos de años, estos no llevan puntos.


Los puntos suspensivos, que no son tres puntos normales seguidos, ya que están un poco más juntos entre sí.


El punto medio o volado, que en castellano no se utiliza, pero por ejemplo en catalán sí. Es un punto de un tamaño similar al punto final, situado a media altura, y también se utiliza para separar conceptos.

El topo o bala, que es un punto de un mayor grosor, que se utiliza para hacer listas. En estos casos, es más elegante que utilizar guiones.

También tenemos la línea de puntos, que se encarga de separar párrafos, y por último, los puntos conductores, que es una sucesión de puntos, que podemos encontrarlos en índices para conectar la columna de la izquierda con la de la derecha.


Y para acabar, tenemos los blancos tipográficos, que son espacios entre caracteres.


El espacio más grande es el espacio eme, que equivale a un cuadratín. Después tendríamos el espacio ene, que abarca medio cuadratín. El espacio grueso, que ocupa un tercio del cuadratín, el espacio mediano, que ocuparía un cuarto, el espacio delgado o fino que sería un sexto o un octavo del cuadratín, y por último tenemos el espacio de pelo, que es una porción de 24.

8.1. Concepto de ortotipografía

El concepto de ortotipografía aparece con el tratado de 1608 del alemán Homschuch, y con ello deducimos que la ortotipografía no es algo reciente, sino que ha existido siempre, al igual que la figura del corrector.

Podemos definir la ortotipografía como: “Conjunto de reglas por las que se rige la confección de un impreso mediante recursos o signos tipográficos.” José Martínez de Sousa.

El diseñador gráfico es el responsable último de una falta ortográfica u ortotipográfica. Un error de este tipo puede dañar la imagen de la empresa.
¿Debe entonces un diseñador intervenir en la redacción de un texto que tiene que incorporar en un diseño?

Os adjunto un vídeo, de Pablo Zulaica en su proyecto Acentos Perdidos.



viernes, 29 de enero de 2016

7.3. Programas tipográficos

El primero de ellos, FontForge, se trata de un software libre, pero solamente para Linux. Habitualmente, los software libres son multiplataforma, pero en este caso no.


Todos los programas de edición tipográfica tienen una ventana donde aparecen todos los caracteres posibles, y donde se colocan las letras, se ajustan, y se realizan las correcciones ópticas del espaciado. Para ello, utilizan combinaciones de letras como la “O”, la “R” o la “H” para ver cómo funcionan, ya que estas letras son las que más espacio rellenan.

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En segundo lugar tenemos FontLab, un software libre tanto para Windows como para Macintosh, que era el programa de diseño tipográfico estrella hasta hace poco.

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Sin embargo, Fontographer pertenece a FontLab, y aunque en su momento estuvieron por separado, actualmente son dos software complementarios de la misma marca. Además, ofrecen otro software, que es Typetool, que es más básico, de cara a estudiantes.

Hasta hace poco, FontLab había sido el programa indiscutible de texto, pero al integrar Fontograper, este estuvo más enfocado al diseño, y FontLab a la edición.

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Después, tenemos Glyphs, que es solamente para Mac, y que ha revolucionado bastante el mundo del diseño gráfico.

Y por último, Robofont se trata de un programa de postproducción de fuentes. A partir del master, se usa este software para crear el resto (cursivas, negritas, etc.).
En cuanto a Fontself, este es una extensión de Adobe que aún está en fase de proyecto. Este pretende que a partir de una imagen dibujada construir prácticamente una fuente. Aún no está disponible.

El formato estándar de los formatos editables de diseño tipográfico es el formato “.UFO”.

Para acabar, decir que IfontMaker es una aplicación táctil para la tableta, que más bien sirve para entender cómo se diseña un software de una tipografía.