viernes, 11 de diciembre de 2015

4.2. La fuente tipográfica

Para quienes no lo sepan, una fuente tipográfica está formada por glifos, letras, numerales, signos de puntuación y ornamentos, y en este post os hablaré un poco sobre cada uno de ellos.

Un glifo es una representación gráfica de un carácter, de varios caracteres o de parte de un carácter. Un carácter es una unidad textual mientras que un glifo es una unidad gráfica, es decir, es la parte que puede aparecer impresa a partir de la descripción de su forma, por lo tanto, los espacios no son glifos.
Un glifo puede corresponderse con un solo carácter, o estar formado a partir de él, por ejemplo, si una fuente tipográfica no contiene è, podemos formarlo superponiendo el glifo ` al glifo e.

Viene a ser la parte que sobresale con la forma de la letra y que queda impresa de un tipo móvil (“ojo” en la imagen).


Una misma fuente, especialmente si es decorativa, puede contener varios glifos para un carácter.



Para mi sorpresa, y seguro que para la de muchos, la negrita debe tener un uso exclusivo para titulares, y no para resaltar conceptos. ¿Qué hacer en estos casos? Utilizar versalitas.

Las versalitas nos proporcionan esa posibilidad de destacar un contenido de una manera más elegante, sin que la mancha de tinta de la negrita rompa la homogeneidad del texto.
Las versalitas no son ni mayúsculas ni minúsculas, son algo intermedio: son caracteres en mayúscula, pero con la altura de las minúsculas (altura de x).

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Una buena fuente tipográfica incorpora sus propias versalitas, pero en el caso de no ser así, los programas informáticos se encargan de crearlas.

Estos, al igual que hacen con la cursiva, que la crean de manera artificial inclinando las letras normales, crean versalitas falsas. La diferencia entre estas versalitas, y las versalitas de verdad, es que el grosor del trazo disminuye en la falsa, mientras que en las reales mantiene el grosor de las letras normales.



Dentro de estilo de fuentes encontramos:


Y todo esto nos remonta al paradigma de la Univers, que como dije en un post anterior, supuso una propuesta diferente de clasificación de nomenclaturas de fuentes: un sistema de numeración con dos ejes.



Como dije anteriormente, una buena fuente tipográfica incorpora su propia cursiva, sino, los programas informáticos se encargan de crearlas inclinando las letras normales. El problema es que la cursiva real y la falsa no son iguales. Por ejemplo, la “a” es muy diferente, ya que la “a” cursiva real es completamente distinta a la “a” normal, y en la cursiva falsa, se limita a estar inclinada. Otro de los rasgos distintivos entre real y falsa, son los remates, que no son exactamente iguales.


En cuanto a los numerales, existen numerales de caja alta y de caja baja, correspondiéndose los de caja alta con los números con la altura de las letras mayúsculas, y los de caja baja con la de las minúsculas (o altura de x). Estos últimos sobre todo están muy en desuso.


Los numerales de caja baja tienen ascendentes y descendentes, al igual que ocurre con las letras. El 3 por ejemplo tiene un trazo descendente mientras que el 6 y el 8 tienen una ascendente hasta la línea de la altura de las mayúsculas.
Para mi gusto, creo que es poco aconsejable utilizar los de clave baja para realizar operaciones (es un caos con tanto número arriba y abajo). No es fácil de encontrar fuentes tipografías con números en caja baja.

También están los signos de puntuación. Existen muchos, algunos que apenas utilizamos y otros que seguro que utilizamos mal, y de los que hablaremos en futuros post del tema de ortotipografía.

Y por último tenemos el caso Zapf, que creó el concepto de una fuente entera solamente de ornamentos: los dingbats.



Bibliografía:


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